Desde enero he pospuesto este propósito, y hoy tomo la decisión de hacerlo, porque siempre lo he dicho: nunca es tarde para hacer lo que quieres, lo importante es empezar.
Y, así comienza la aventura de depurar mi vida: primero el clóset, luego un détox, la habitación y más adelante todos los espacios de la casa, amistades que no suman y personas tóxicas. Así lograré sentirme bien conmigo misma. Esta aventura no la hago sola, necesito de familiares, amigos, terapia y mi comunidad, para de verdad marcar una diferencia en mí.
Cuando me certifiqué en mindfulness comprendí que hay que prestar atención a las cosas sencillas de la vida, hacer una pausa y vivir el presente. La meditación ayuda a conectar con uno mismo, comprende las emociones sin juzgarlas y acepta los pensamientos. Me pregunto: ¿Qué estamos haciendo para disfrutar realmente el presente? Vivimos recordando lo que ya pasó y preocupándonos por el futuro, y olvidamos el bonito regalo que tenemos en la vida: el presente.
Uno de mis propósitos este año fue ordenar mi ropa, depurar, cambiar el estilo, tener lo necesario y no las montañas de ropa para todo un año. Pero lo más importante: compartir cada paso. Para que mi experiencia sirva a otras personas y sume en sus vidas.
Me tomé la tarea de inventariar mis pantalones, tengo veinticinco. Veinticinco pantalones y solo uso siete, y aquí no van las licras de deporte que jamás uso. Mi clóset está lleno de ropa que no uso, ropa nueva, ropa con arreglos pendientes; todo ocupando un espacio innecesario que intoxica el ambiente y no deja fluir a la mujer creativa que realmente soy.
Así que, vamos a empezar: levanten la mano si tienen ropa que no han usado en un año, dos, tres y más. Yo tengo ropa guardada hasta para cuando baje de peso.
Los que me conocen saben que me cuesta desprenderme de lo material, ni sé diga lo sentimental. Saben que soy acumuladora y que trabajar en esto de verdad está sanando mi interior. Porque soy una mujer feliz, pero que por dentro está llena de negatividad y sé que el ambiente en el que estás tiene mucho que ver en los resultados que vas a lograr.
Antes de empezar pregunté a mi comunidad que aceite apoya el desapego y gracias a las sugerencias coloqué en el difusor Sándalo, no me gustó jajaja. Pero es el mismo efecto que con Ylang ylang ¿de quién o de qué me estoy protegiendo? ¿Es posible que mi sistema nervioso se encuentre atrapado en un método de resistencia? Resistencia al cambio, cerrarse a cosas nuevas.
Sin importar el aroma, respiré por 22 segundos, el tiempo que necesitamos para que los aceites esenciales conecten con nuestro cerebro; de esta manera tuve un apoyo a mis emociones y pude experimentar un vínculo seguro.
Empecé la tarea de sacando toda la ropa del clóset, todos los bolsos y cinchos estaban dañados, zapatos nuevos y polvosos, suéter lleno de polvo (ni me gustan los suéteres, mucho calor como para andar cubierta).
Saqué con mucho dolor vestidos que son muy cortos y que no uso porque son muy cortos, pero que me encantan y por eso seguían ahí, esperando el momento a ser usados, momento que no llegará porque son muy cortos.
Les voy a contar lo que pasa en mi día a día: Antes de acostarme pienso en lo que me pondré, sé exactamente lo que tengo limpio y colgado, la ropa doblada ni siquiera tengo idea que es. Entonces cada mañana abro la puerta y no me gusta lo que veo, hay cosas que se deben planchar, otras que no combinan, no está la blusa que le queda al pantalón, no sé cómo combinar las faldas, y ahí ya perdí cinco y hasta diez minutos pensando y revolviendo hasta decidir qué es lo que me pondré, y termino eligiendo algo que no cumple mis expectativas, no va con mis sueños, ni con mi pasión. Es aquí qué me doy cuenta del pelito eterno con mi yo interno.
De eso se trata este propósito, una limpieza consiente de todo mi ser, que empieza con mi ropa, accesorios y zapatos (ni les cuento de los zapatos, tenía casi 40 pares, diez de ellos arruinados, pero lo dejaremos para otra historia). Dedicar ese tiempo a despedirse de las prendas que ya cumplieron un propósito conmigo, esas prendas que necesitan arreglos que nunca haré, prendas que no me pongo porque no son mi estilo, hasta encontré tallas grandes que me han regalado y no me quedaron, pero son prendas hermosas que en realidad nunca quiero usar, porque si eso representa subir de peso, mejor no.
Fue difícil liberar ese espacio de toda la ropa que ya no necesito, pero ahora dejo lo que realmente me define, me encanta llegar a un lugar y que la gente note que me veo bien y que luzco bien, y tengo ropa que no da ese impacto, entonces les digo adiós. Me tomé el tiempo para agradecer que estuvo conmigo, pero le dejo libre para que sirva a otras personas.
Mi elección sería quedarme solo con vestidos, pero por mi trabajo también necesito pantalones, cuando toca montajes o arreglar el jardín debo proteger mis piernas. Tres jeans son más que suficientes para mí, porque no me gustan. Los vestidos de colores negro, azul y verde mis favoritos, blusas blancas y negras, lo mejor; ya que puedes combinar de muchas maneras. Dos chaquetas para la oficina porque hay aire acondicionado y no podemos andar de escotado, trajes de baño, un par de vestidos de noche, solo un par porque ni salimos de noche. Ahora que lo escribo y lo veo tan simple, sé que debo regresar a depurar porque se quedaron un par de cosas que no usaré.
A que reflexión llego: que es mejor la calidad que la cantidad. Y hablo desde mi clóset, que estaba lleno de ropa que no uso, que no me queda, que necesita arreglo y que solo sirve para atrasar mi proceso cada mañana. Y lo peor, yo sé donde está cada cosa, adónde buscar; pero cuando necesito que mi esposo o mi hijo vayan por mi ropa sé que no van a encontrar nada que me guste. Cuando me operaron la pasé fatal, aparte de sentirme mal por la recuperación, la ropa que tenía “a mano” era lo peor, nada combinaba, vestidos que no me gustaban, yo si no me arreglo el pelo me siento fatal, a eso sumen que no tenía ropa linda…
El pelo será otra historia que contar, pero mi regla es: sino me arreglé el pelo me pongo tacones y así desvío la atención, porque mis tacones son espectaculares. Y, me ha funcionado siempre.
Regresando a mi propósito, les dejo unos tips, que estoy por poner en práctica también:
Limpiar el espacio al menos una vez al mes.
Colocar un difusor pasivo con el aceite de tu elección, yo usé Citrus Bloom un aroma vibrante que crea un ambiente acogedor y eleva el ánimo.
Haz una planificación semanal: si ya tienes tu agenda definida puedes elegir como te vestirás, lo que necesitas tener a la mano y planchado.
Organiza tu ropa por sección: pantalones, blusas, vestidos, así será más fácil encontrar todo para ti y para alguien que te apoye.
Mantén orden, cuando laves tu ropa asegúrate de guardarla en el espacio que va.
Usa los mismos ganchos, mi esposo me compró ganchos blancos (para que no le quite los de él) pero le da un toque limpio a mi espacio, me gusta.
Si te probaste algo y no te gustó, sácalo de una vez, no regreses ropa que ya no nos gusta, porque tampoco la usaremos.
Si ustedes hacen arreglos, tengan un espacio para la ropa que necesita arreglos, yo por mi parte no hago arreglos, entonces la prenda saldrá de una vez.
No guardes ropa que te queda grande o muy justa, son prendas que tampoco se usan.
Ahora, es tu turno. Te invito a abrir tu clóset y hacer exactamente lo mismo: depurar. Deja solo las prendas que te hacen sentir bien contigo mismo, tu estilo personal debe reflejar quién eres y como te sientes. Profesionalmente, una vez me dijeron: vístete según el puesto que quieres alcanzar.
Cuéntame cuando termines y llevemos un difusor con Citrus Bloom también a tu clóset.
Desde adentro,
Becihen